Elías
no era sólo un apellido en el estado de Sonora: era la divisa de un gran
dinastía terrateniente que en sus múltiples ramas llegaría a poseer 250 mil
hectáreas y a fundar otros troncos, no menos ilustres y poderosos: los
Pesqueira y los Salido.
El
padre fundador, Francisco Elías Gonzáles de Zayas, oriundo de La Rioja, España,
había llegado a finales del XVIII y se había dedicado con gran éxito a la
minería en Alamos y Arizpe. Su único hijo, José Francisco, recibió en herencia
el amplio valle de San Pedro Palominas, que permaneció en abandono durante la
primera mitad del siglo XIX, hasta que paso a manos de su bisnieto, el coronel
liberal José Juan Elías Pérez.
Los
tiempos, sin embargo, no eran propicios para hacer fructificar aquellas 30 mil
hectáreas y otras haciendas de menores propiedades de la familia. El coronel
Elías, que en 1857 se había destacado en la batalla contra el filibustero
norteamericano Henry A. Crabb, muere en 1865 tras un combate contra las fuerzas
imperialistas de Maximiliano. Su esposa, Bernardina Lucero, quedaría a cargo de
ocho pequeños hijos.
A
partir de la muerte del coronel, la familia Elías Lucero enfrenta épocas
difíciles. Plutarco el hijo mayor, de apenas 16 años, estudia leyes y hace una
modesta carrera política, primero, en 1872 como diputado al Congreso local por
el distrito de Ures, dos años después como perfecto de Guaymas y empezando a
conocer la zona del comercio.
Pero
su verdadera ocupación abrumadora, es la de albacea de una herencia familiar
mermada día con día por la desatención, los ataques apaches y el abigeato.
En
1882, luego de desprenderse del rancho de San Rafael del Valle, la familia
Elías Lucero poseía aun 34 mil hectáreas en San Pedro Palominas y otras 30 mil
divididas en varias haciendas, pero la Ley de Baldíos del año siguiente vuelve
a mermar su patrimonio: solo entre 1883 y 1884 pierde más de 20 mil hectáreas
por inactividad. Al terminar el siglo, la Cananea Copper Co., la enorme empresa
del coronel Greene, completa el desmembramiento comprando buena parte de San
Pedro Palominas.
Para
septiembre de 1911, en Agua Prieta, sin abandonar su nueva comercio –pequeño
almacén en el que había de todo: maquinaria, abarrotes, vinos- el maestro
Calles estrena profesión: el gobernador, José María Maytorena, lo nombra
comisario.
A su ya respetable aunque no muy fructífera experiencia
de empresario, presario y labriego se aunaba ahora un trabajo de control
político y hasta policiaco, parecido al de los famosos sheriffs de Arizona. La responsabilidad principal del Viejo como sus amigos les decían, era
mantener el orden y administrar la justicia y la sede de la comisaría, crea un
salón escolar y mantiene a raya algunas rebeldes. Los cónsules del gobierno
maderista en Douglas y Laredo lo acusan ante Maytorena de conspirar contra el
régimen; pero Maytorena, que lo sabe enérgico, disciplinado y de una pieza, lo
apoya. Su comportamiento durante la rebelión orozquista le da la razón.
El
mismo día en que tomo posesión de la gubernatura de Sonora, Calles dio a
conocer su amplio Programa de Gobierno, prueba de que había aprovechado todos
los resquicios de inactividad para pensar en la “revolución de ideales y las
reformas hacia el progreso” que hora presentaba al pueblo. Después de asegurar
que respetaría las garantías individuales y las libertades políticas –guiño al
primer Jefe– adelantaba sus proyectos. Como el buen profesor que en el fondo
seguía siendo, reformaría antes que nada la instrucción
pública, abriendo escuelas en todos los lugares con más de 500 habitantes,
obligando a las compañías mineras o industriales a instalar escuelas e
instaurando, por su parte, un sistemas de becas, bibliotecas, gabinetes,
escuelas, escuelas normales y de adultos, etc…Como buen comisario que había
sido, reformaría la justicia,
promoviendo una nueva legislatura y penal.
Plutarco
Elías Calles fue secretario de Gobernación
durante casi todo el periodo presidencial de Álvaro Obregón. Su
temperamento era casi el opuesto al de su jefe. Este es expansivo, jovial,
intuitivo, nervioso, sanguíneo, contradictorio; aquel, por el contrario,
introvertido, serio, reflexivo, aplomado, racional, congruente. Su gruesa voz
inspiraba respeto. Es y parece fuerte, ecuánime e inflexible.
A
veces sonreía, pero casi nunca reía. Su cara, como razón, es simétrica. Hasta
el furibundo Bulnes se pliega ante su catadura: “El general Calles tiene buen
físico de dictador (…) su carácter es de dominador de fieras y pisoteador de
sapos (…)” El encargado de la legación francesa en México escribe: “Es realista frio de espirito claro y voluntad firme”. Por
momento su ceño adopta un aire casi siniestro. Un contemporáneo suyo hace esta
descripción:
“Es hombre corpulento, ancho de hombros
y de actitud sombría. Bien podría uno
decir: he ahí un bloque de granito humano. Su cara es dura, ajada, de rasgos
agresivos; mascara de bronce que raramente se relaja. Sus ojos son pequeños,
hundidos y sin expresión. Su pelo negro ya tiene toques de gris y su bigote
recortado parece fuera de lugar en una cara tan severa.”
En el frente externo, sobre todo en la relación
con los Estados Unidos, Calles dio la espalda a los tratados de Bucareli e
intento oler a las posesiones de Carranza, que no eran que el apego a la
Constitución. En la cámara se discuten varios proyectos reglamentarios sobre
petróleo. El más radical se debe a Morones, zar de la CROM, e incluyéndose
ministro de industrias, Comercio y Trabajo; el más suave lo patrocinaba Pani,
ministro de Hacienda y Aerón Sáenz, Secretario de Relaciones. Las compañías
petroleras se oponen a cualquier de ellos, pero temen que se expida el primero.
El embajador norteamericano, un halcón apellidado Sheffield, es aún más
pesimista: cree que México será, o es ya, el segundo país bolchevique de la
tierra: Soviet México. El 12 de junio de 1925 Kellog lanza la primera amenaza.
Esta anécdota, una de las
mil que solía contar, o inventar el general Obregón refleja con cierta presión su origen. Alguna vez en la familia
de francisco Obregón y cenobia salido el queso gruyere había alcanzado para todos. Pero además de tener
dieciocho bocas que alimentar, la política y la naturaleza les habían sido impropicias. En 1867 el gobierno liberal confisco buena parte de las propiedades de la
familia por las simpatías que un socio de don francisco había mostrado por el
imperio de Maximiliano.
Los primero años de aquel benjamín
transcurren en siquisiva. Además de la
madre lo crían 3 hermanas maestras de profesión que no se les separarían
nunca: Cenobia, Maria y Rosa. En 1898 es tornero de un ingenio de Navolato. Hacia 1904 prueba suerte como
vendedor ambulante de calzado, y ese mismo año inicia, sin mucha fortuna, su
carrera de agricultor. En 1906 ya casado desde 1903 con Refugio Urrea, compra
al gobierno federal una pequeña finea a la que le pone nombre de la quinta
chilla.
En 1907 a los 27 años de edad, Álvaro Obregón
empieza a ver claro su futuro económico. En 1909, viudo y con 2 hijos pequeños
Humberto y Refugio, a quienes atienden las tres hermanas mayores que habían
visto por él. Cuando en 1910 con motivo de las fiestas de centenario, Obregón
hace su primer viaje a la ciudad de México,
podía sentir el orgullo legítimo de su ya no tan modesta prosperidad.
El 23 de febrero de 1909 obregon escribió un poema titulado fuegos fatuos, en el que se perciben
ecos de las copias de Jorge Manrique.
Estoy acostumbrado a luchar
contra los elementos naturales: las heladas, la lluvia, los vientos, que llegan
siempre inesperadamente. Es sencillo transformarse de agricultor en soldado. Estas
palabras de Obregón a Juan de Dios Bohorquez describen con claridad su situación en 1912, al inicio de la
rebelión orozquista, pero no en 1910, cuando estalla la revolución de madero. En
1917 en su prologo a su apoteótico y no muy legible opus, obregon se atreve
a confesar con todas sus letras:
Entonces el partido
maderista o antirreeleccionista se dividió
en dos clases: una compuesta de hombres sumisos al mandato del deber, que
abandonaban sus hogares y rompían toda liga de familia y de interés para empuñar
el fusil, la escopeta o la primera arma que encontraban; la otra, de hombres
atentos al mandato del miedo, que no
encontraban armas, que tenían hijos, los cuales quedarían en la orfandad , si
aprecian ellos en la lucha , y con mil ligas mas, que el deber no puede
suprimir cuando el espectro del miedo se
apodera de los hombres.
Las pequeñas obras de
riego y educación que intenta en 1911
apenas presagian su inminente ascenso. En abril de 1912, con la rebelión orozquista,
llega su segunda oportunidad, la de ser mas maderista que los maderistas
originales. En diciembre de ese mismo año el coronel Obregón pide su baja del ejército y vuelve a sus
actividades agrícolas. La paz bucólica le dura dos meses. En febrero de 1913 un
cuartelazo derriba al presidente madero. Sin chistar Obregón ofrece sus
servicios al gobernador Maytorena que
por esos días pide licencia y viaja a
los estados unidos.
Entre marzo de 1913 cuando
entabla sus primeras batallas fronterizas y agosto de 1914 en que entra a la ciudad de México al mando de un ejército invicto, Obregón despliega sus inmensos dotes naturales en una empresa más
exigente que la cosecha de garbanzo.
En mayo de 1913 después de una acción de doble envolvimiento
concertado, derrota a Medina Barrón en Santa Rosa. El 20 de septiembre de ese
año Venustiano Carranza en persona lo designa comandante en jefe del cuerpo del ejército noroeste con jurisdicción
sobre sonora, Sinaloa, Durango, chihuahua y baja california.
En abril de 1914 se reinicia la marcha. Mientras villa deslumbra a la prensa nacional
y extranjera con sus cargas anibalianas, en la costa del pacifico obregón avanza
desplegando una arma de efectividad superior: el ingenio. En mayo de 1914, en
la costa de topolobampo, amenazada por el cañonero federal, general guerrero,
ocurre un hecho notable. Por primera ocasión en la historia militar del junto,
el piloto Alberto Salina, el ejercito de obregón bloquea Mazatlán, como lo había
hecho con Guaymas, y sigue a Tepic, donde con ayuda de lucio blanco corta las vías
del ferrocarril Guadalajara, colima y aísla asi a los sitiados en aquellos
puertos.
en abril de 1926 a nadie se le ocultan las intenciones del gran manco de celaya. pasa temporadas cada vez mas largas en la capital y frecuentemente se aloja en el castillo de chapultepec, sera hasta octubre de 1926, luego de varias sesiones tormentosas, cuando la camara de diputados y la de senadoras aprueben la reeleccion de obregon .
de octubre de 1926 a abril de 1927 obregon prueba una vez mas el viejo sabor de la guerra. al mando de 15 mil hombres cierra el ultimo capitulo de un conflicto centenario: la guerra de yaqui.
el 17 de julio de 1928 su taquigrafo personal escribe con tinta roja una nota de alerta en su agenda, obregon no la percibe o no quiere percibirla. toda su vida ha sido una alerta en el restaurante la bombilla un grupo de simpatizantes le ofrece un banquete . su asesino se acerca para enseñarle un boceto de retrato y obregón accede a que le haga uno. instantes después mientras los cancioneros entonaban la inocente canción del limoncito, José de León Toral decida cambiar su vida por la del invicto triunfador de la revolucion.
Francisco
Ignacio Madero, había nacido el 30 de octubre de 1873 en la hacienda de El
Rosario, en Parras, Coahuila. Pequeño de estatura y frágil de salud, a los 12
años ingresa en el Colegio Jesuita de San José, en Saltillo, del que le
quedaría una profunda huella disciplinaria y moral. En 1866, luego de un breve
periodo de estudios en Baltimore, emprende una larga estadía en Francia.
Durante un año asiste al Liceo Versalles y posteriormente a la Escuela de Altos
Estudios Comerciales, donde permanece hasta su regreso en México en 1892. En
1889 acude a la Exposición Universal en París. Tiempo después viaja por
Bélgica, Holanda y Alemania. Pero no lo arroban el arte ni los países que
visita como “el descubrimiento que más ha hecho por la trascendencia de (su)
vida”: el espiritismo.
Concurriendo
a centros espiritistas, Madero, inclinado desde sus años mozos en el colegio
jesuita al recogimiento espiritual, descubre su aptitud como “médium
escribiente” (lazo de los espíritus con los seres humanos por medio de la
escritura). A pesar de que había realizado provechosamente estudios
administrativos en París, su padre y su abuelo decidieron completar la
educación de Francisco con un año de estancia en Berkeley, California.
En 1893 se
encarga de la hacienda de la familia en San Pedro de las Colonias. En 1899 da
cuenta a su abuelo de diversos proyectos nuevos: una compañía jabonera, una
fábrica de hielo, un despepitador, compra de acciones, atención de terrenos en
Cuatro Ciénegas. Arreglo de aguajes y cercas en Sierra Mojada para criar ganado
cabrío. Ese mismo año promueve el establecimiento de un observatorio
meteorológico cerca de la Laguna de Mayrán. Posteriormente escribiría un folleto
sobre el aprovechamiento de las aguas del Nazas que le valdría la felicitación
de Porfirio Díaz. Su capital personal, para entonces, llegaba a la respetable
suma de 500 mil pesos. En su propia casa de San Pedro, alimentaba a cerca de 60
jóvenes. Allí fundó una especie de albergue en que ofrecía cama y comida a
gente pobre; sus trabajadores vivían en casas higiénicas, gozaban de altos
salarios y eran examinados médicamente con regularidad. Junto a Sara Pérez, con
quien se casaría en enero de 1903, Madero sostendría a huérfanos, becaría a
estudiantes, crearía escuelas elementales y comerciales, instituciones de
caridad, hospitales y comedores populares.
Su primera
participación y fracaso político fue su candidatura en 1904 para la alcaldía en
San Pedro de las Colonias.
Desde 1905 traza, con precisión matemática, un plan
para democratizar a México. El primer paso es afianzar relaciones con los
elementos independientes como el tenaz periodista liberal Filomeno Mata, como
Francisco Iglesias Calderón y Francisco P. Santíes. En 1906 apoya pecuniaria y
moralmente a Ricardo Flores Magón, pero muy pronto rechaza su voluntarismo
revolucionario no sólo en términos morales sino políticos.
Hacia 1907,
el espíritu de su hermano muerto José, le indica los pasos para lograr el
proceso democrático, así como la forma de publicar un libro que critique la
dictadura, cuyo nombre será La sucesión
presidencial de 1910. El mal mexicano, consecuencia natural del militarismo que asoló todo nuestro siglo
XIX, era para Madero el poder absoluto, el poder en manos de un solo hombre. No
hay progreso real que los resistía ni hombre infalible que lo ejerza con
equilibrio. Era veneno puro transcribir para la opinión pública de 1909 los
planes porfiristas de La Noria (1871) y Tuxtepec (1876), y recordar que la
bandera con que había llegado Díaz al poder era, justamente, la no reelección.
En ese
momento Madero inicia la mayor enseñanza práctica de democracia ejercida por un
hombre en toda la historia mexicana. El secreto del Apóstol de la Democracia,
como ya empezaba a ser conocido, era claro y sencillo: desplegar frente a la
mística de la autoridad encarnada en Porfirio Díaz, una mística inversa: la
mística de la libertas. Posteriormente, del 27 de febrero a mediados de junio
de 1909, encabeza en la ciudad de México los trabajos del Centro
Antirreeleccionista que se funda en mayo. Al mes siguiente aparece el primer
número de “El Antirreeleccionista” dirigido por el joven filósofo y abogado
José Vasconcelos y en cuyas páginas colaboran Luis Cabrera, Toribio Esquivel
Obregón y Federico González Garza. Para entonces ha vendido ya una porción
considerable de sus bienes para obtener liquidez. Así pudo financiar buena
parte de los trabajos antirreeleccionistas e iniciar una serie de largos
recorridos por la República acompañado de una escasa comitiva. Las giras fueron
de la siguiente manera:
1.Veracruz, Campeche, Mérida,
Campeche, Tampico, Monterrey y concluye en San Pedro de las Colonias
2.Recorre Querétaro, Guadalajara,
Colima, Mazatlán, Culiacán, Navojoa, Álamos, Guaymas, Hermosillo, Nogales,
Ciudad Juárez, Chihuahua, Parral, Torreón y vuelve a San Pedro de las Colonias.
3.Durango, Zacatecas, Aguascalientes y
San Luis Potosí.
4.Puebla, Xalapa, Veracruz, Orizaba,
Guanajuato, Jalisco y México
En cada
lugar es vitoreado. Lo que Madero renueva es el ideal del liberalismo por el
que muchos mexicanos habían luchado en las guerras de Reforma e Intervención.
A
principios de junio de 1910 emprende la que sería su última gira. En Saltillo y
San Luis Potosí es hostilizado seriamente. Por fin, en Monterrey, el Gobierno
resuelve a apresarlo. Madero ya había visitado 22 estados y fundo no menos de
cien clubes. Desde la prisión de San Luis Potosí, adonde se le traslada a fines
de junio, Madero prosigue con un ritmo fabril sus relaciones epistolares. Para
no dejar expediente sin cubrir en el camino, su partido somete al Congreso un
vasto y detallado memorial sobre el fraude en las elecciones que, por supuesto,
no encuentra mayor eco. Para Madero, que escapa a San Antonio, Texas, el 6 de
octubre, y para sus correligionarios en toda la República y en el exilio, el
destino definió con la precisión extemporánea del Plan de San Luis que Madero
había redactado en su cautiverio con la ayuda, entre otros, de un joven y casi
anónimo poeta: Ramón López Velarde De sus cláusulas sobresalían la asunción de
la presidencia provisional de Madero, el desconocimiento de los poderes
federales, la restitución de terrenos a pueblos y comunidades despojados y la
libertad de los presos políticos.
La revolución
que debía estallas el 20 de noviembre de 1910 contaba ya con un mapa de acción
y delegados formales en cada sitio. La mañana de ese día, diez hombres,
incluido un guía, acompañan al líder de la Revolución a la frontera del Río Grande. En el sitio
convenido debía esperarlo el tío Catarino Benavides con 400 hombres. Al llegar
no encuentra a nadie; cuando el tío aparece, su contingente nos es de 400 sino
de 10. Con 20 hombres parecía difícil atacar Ciudad Juárez. Para colmo, el
mismo día llegan noticias sobre una reciente orden de arresto. Madero decide
esconderse. A los pocos días viaja de incógnito a la ciudad de Nueva Orleans
con su hermano Raúl. Para todos, menos para su caudillo, que entonces ignoraba
buena parte de los levantamientos en su favor en Chihuahua, Sonora, Tamaulipas,
Coahuila y Veracruz, la esperada revolución un fracaso.
En febrero
de 1911 Madero entra por fin a México con 130 hombres. Al poco tiempo acaudilla
personalmente un ataque a Casas Grandes en el que es herido en un brazo. Los hechos armados se duplican de febrero a
marzo y en abril abarcan ya 18 estados. En Nueva York, Washington y la
frontera, el gobierno de Díaz se sienta a la mesa de las negociaciones. El 23
de abril ser pacta un armisticio de cinco días frente a Ciudad Juárez. Dos
enviados oficiosos del Gobierno manejan la posibilidad de una diarquía casi
bipartidista. El magistrado Francisco Carvajal trae, a principios de mayo,
facultades plenas de negociación. La jefatura revolucionaria en pleno firma un
acta de 14 puntos en la que detalla las condiciones del arreglo: entre otras,
el pago de haberes a las tropas revolucionarias, libertad a los preso
políticos, nombramiento por el Partido
Revolucionario de los secretarios de Guerra, Instrucción Pública,
Gobernación, Justicia, Comunicaciones y Obras Públicas. La renuncia de Díaz no
estaba prevista en los 14 puntos, pero sí se juzga necesaria. El 7 de mayo, en
un manifiesto a la Nación, el Presidente admite que la rebelión de noviembre
“paulatinamente ha ido extendiéndose. El
10 Ciudad Juárez es tomad por la Revolución. El 21 se rubrican finalmente los
tratados de esa ciudad con los que concluía la Revolución. Díaz y Ramón Corral,
su vicepresidente, deben de renunciar y dejar en el cargo de presidente a
Francisco León de la Barra. El 24 Díaz redacta su renuncia y el 31 parte al
exilio.
El 7 de
junio de 1911 Madero hace su entrada triunfal a la Ciudad de México. Lo reciben
100 mil personas. En el breve interinato de León de la Barra, los conflictos y
divisiones entre Madero y Zapata se harían notorias.
En noviembre
de 1911, Madero llegó por fin a la presidencia, gracias a la votación más
libre, espontánea y mayoritaria de nuestra historia contemporánea. Gobernó 15 meses,
con tales dificultades que, a la distancia, su periodo semeja más bien un
milagro de supervivencia. El Senado, que ejerció en su contra una tenaz
oposición, desacreditó y paralizó los intentos de reforma. Aunque a partir de
1912 la legislatura era en su mayoría maderista, dominaba el veneno oratorio
contra el Ejecutivo. Hubo problemas de gobierno en 11 estados. Pero nada tan irresponsable y persistente como el
ataque de la prensa. Llovieron los chistes, los apodos, las caricaturas, los
rumores.
En marzo de
1912 estalla en Chihuahua la rebelión de Pascual Orozco, una revuelta sin más
programa que el resentimiento de aquél y sin más apoyo popular que el del
terrateniente Terrazas. En un principio, los rebeldes derrotaron a las fuerzas
federales al mando del general José Gonzaléz Salas, quien, temeroso del arpón
de la prensa, se suicida. Lo reemplaza el general Victoriano Huerta, que
doblega al enemigo en Rellano, Bachimba y Ojinaga.
El pueblo
que se había volcado con armas y con votos en apoyo de Madero, no había
respondido a ninguna de las rebeliones. Los negocios seguían con
normalidad, crecían los activos
bancarios y las exportaciones, pero la realidad se contagiaba poco a poco de
los rumores, las distorsiones y la atmosfera de desconfianza, creada artificialmente
por la prensa. Al mes de haber llegado a la Presidencia creó el Departamento de
Trabajo. Propicio la Primera Convención de la Industria Textil, que reglamentó
y humanizó el trabajo en las fábricas. Madero fue el primer presidente que
legalizó la libertad sindical y de huelga. En su periodo se creo la Casa del
Obrero Mundial. Como buen administrador, propuso la educación agrícola,
reorganizó el crédito al campo, proyectó
la colonización, la conservación de los recursos forestales y el deslinde y
venta de tierras nacionales, creó siete estaciones de experimentación agrícola.
Entre otros ámbitos de la política social y económica, el avance era igualmente
claro: se abrieron escuelas industriales y rudimentarias, comedores escolares y
museos como el de Apatzingán; se llevó a cabo el Primer Congreso de Educación
Primaria. Se dieron nuevas concesiones ferrocarrileras en el Sureste; se creó
la inspección de caminos, carreteras y puentes; se iniciaron los trabajos de las carreteras México-Puebla,
México-Toluca e Iguala Chilpancingo. Se impuso una nueva política fiscal a las
compañías petroleras.
Domingo 9.
La ciudad de México despertó sobresaltada. Un escuadrón de la Escuela Militar
de Aspirantes, en Tlalpan, marchó temprano hacia el Zócalo para tomar por
asalto Palacio Nacional. Al mismo tiempo, el general Manuel Mondragón dirigió
las operaciones para liberar a Bernardo Reyes y Félix Díaz, jefes del
alzamiento, que purgaban condenas por rebeliones contra Madero, en Tlatelolco y
Lecumberri. Un regimiento de la caballería rebelde ocupó Palacio pero
rápidamente fue recuperado por el general Lauro Villar, jefe militar de la
capital. Al frente de un contingente llegó a la Plaza de la Constitución el
audaz general Reyes, con la certeza de
que el viejo edificio virreinal se hallaba en mano de sus cómplices. Cerca de
la puerta principal fue recibido por el fuego de las ametralladoras y murió en
el espantoso combate que se libró en la plaza.
Lunes 10.
Resulta extraño que el presidente Madero haya decidido ir en persona hasta
Cuernavaca para traer al general Felipe Angeles –comandante en Morelos- para
fortalecer la defensa de la capital. El brillante estratega era indispensable
para sitiar a los alzados y obligarlos a la rendición. No obstante haber dado
pruebas de su lealtad e inteligencia militar, Madero lo puso bajo las órdenes
del general Huerta.
Martes 11.
Desde este día, el fuego de cañones protagonizó los combates de todo el centro
de la ciudad con baterías desplegadas desde Paseo de la Reforma hasta Salto del
Agua, y de la Plaza de la Constitución hasta la calle de Balderas. Obuses y
granadas destruían muros y fachadas de residencias, teatros, templos,
comercios; incluso una bala destruyó la puerta mariana de Palacio Nacional.
Viernes 14.
Después de cinco días, ambos bandos mantenían sus posiciones y a pesar de los
rumores nadie sabía cómo podían avituallarse los rebeldes sitiados. A mediodía
se pactó una pequeña tregua. Madero autorizó al señor León de la Barra, ex
presidente interino de la República, conferenciar con el señor Félix Díaz para
resolver la grave situación. Como respuesta, el jefe de los sublevados exigió
la renuncia de Madero y de todo su gabinete, antes de entrar en negociaciones.
Con este resultado, el presidente reafirmó su convicción de defender la
legalidad hasta las últimas consecuencias. Esa tarde el fuego de los cañones desvaneció las esperanzas de
una solución pacífica.
Sábado
15.Un grupo de senadores decidió concurrir en Palacio Nacional y pedir, en
nombre de la Patria, la renuncia de Madero y Pino Suárez. No fueron recibidos
por el presidente e, indignados, continuaron sus gestiones cerca del general
Huerta. Ese día de los combates continuaron ya entrada la noche sin ventaja
aparente para ninguno de los dos bandos. A cada ataque de los federales
contestaban los felicistas con una granizada de balas que hacías retroceder a
los soldados y sólo aumentaba las víctimas. El número de cadáveres insepultos
era incontable y la población huía de la zona de combate, aunque muchos
quedaban atrapados en el fuego cruzado de la fusilería. Por la noche se pactó
una tregua de 24 horas que empezaría a las dos de la mañana. Desesperada por su
forzosa reclusión, la población pudo salir el domingo a recorrer las calles.
Domingo 16.
Una inmensa multitud recorría la zona aleñada de la Ciudadela. Los soldados de
ambos bandos ocupaban sus puestos, apenas distanciados por un centenar de
metros. Con el arma al brazo, silenciosos, tranquilos, veían desfilar los
curiosos. En algunas de las calles ardían los cadáveres empapados de petróleo.
Martes
18.Gustavo Madero sospecha que Victoriano Huerta elude dar el golpe final sobre
la Ciudadela y recaba pruebas de su traición: en efecto, había sostenido
reuniones secretas con Félix Díaz y seguramente había administrado la eficacia
de los combates. En la madrugada Gustavo desarmó a Huerta y lo condujo frente a
Madero. El presidente escuchó las acusaciones pero Huerta imploró y juró
lealtad, y le aseguró que antes de 24 horas acabaría con la rebelión. Madero
cedió a sus ruegos y le regreso su pistola. Sin saberlo, el presidente había
firmado la sentencia de muerte de su hermano Gustavo. Huerta se movió
rápidamente y de inmediato cambió la guardia de Palacio Nacional, que fue
ocupada por el 29 Batallón de Infantería a las ordenes del general Aureliano
Blanquet. A la hora de la comida, Gustavo Madero fue arrestado en el
restaurante Gambrinus y conducido a la Ciudadela, donde fue torturado durante
varias horas, mutilado y finalmente fusilado. La cruel acción se realizó en
presencia del general Manuel Mondragón. A las dos de la tarde, por órdenes de
Huerta y Blanquet, un grupo de esbirros al mando del teniente coronel Teodoro
Jiménez Riveroll subió a la oficina de Madero para arrestarlo junto con su
gabinete. Los capitanes Gustavo Garmedia y Fedrico Montes, del Estado Mayor,
dispararon sobre Jiménez Riveroll y el mayor Izquierdo, dejándolos muertos,
mientras que el ingeniero Marcos Hernández pereció en defensa del presidente.
El general Felipe Ángeles fue llamado al cuartel general y también fue
arrestado. La noticia pronto corrió por la ciudad. En la noche, los golpistas
se reunieron en la embajada de los Estados Unidos para acordar que Huerta
quedaría como presidente provisional y Félix Díaz sería el candidato oficial en
las próximas elecciones que se convocasen. Henry Lane Wilson envió un telegrama
al Departamento de Estado de su país con el informe de ese acuerdo.
Miercoles
19. Madero, Pino Suárez y Ángeles se encuentran presos en Palacio Nacional. A
fin de garantizar sus vidas, los acompaña el embajador de Cuba, Manuel Márquez
Sterling. Madero tiene la promesa de Huerta de permitirle salir al exilio y
resguardar la seguridad de su familia: a la una de la tarde redacta su
renuncia. No sabe que su hermano ha sido asesinado de un modo horrendo.
Irregularmente, la XXVI Legislatura admite las renuncias del presidente y del
vicepresidente. El cargo de presidente interino recae en Pedro Lascuráin, secretario de
Relaciones Exteriores, quien dejara en el cargo 45 minutos, nombrando en ese lapso de tiempo a Huerta
como secretario de Gobernación. Huerta se convierte en presidente provisional.
El general golpista había triunfado, también sobre la rebelión Félix Díaz. La
suerte de Madero y Pino Suárez estaba decidida.
Francisco
I. Madero y José María Pino Suárez fueron asesinados en Lecumberri el 22 de
febrero de 1913. Los restos de Madero estaban en el Panteón Francés,
actualmente están en el Monumento a la Revolución; los restos de Pino Suárez se
encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres.
Oaxaca, la
antigua Antequera, el viejo asiento del Marquesado del Valle, fue durante la
Colonia santuario indígena, recuerdo vivo de tiempos y culturas precolombinas.
Fue la “fábrica nacional de políticos y soldados”, zona de teocracia, tierra de
“místicos de la política”, de acuerdo con la expresión de Alfonso Reyes. Allí nació, en 1806, el indígena zapoteca
Benito Juárez. También, pero el 15 de septiembre de 1830, nacía el mixteco cuya
biografía se entrelaza y confunde con la biografía de México por casi 60 años:
Porfirio Díaz.
En 1843
estudia en el Seminario Conciliar de Oaxaca, aprobando con excelencia en
exámenes de artes y filosofía. En 1850 abandona el seminario, pasándose al bando
liberal, conociendo a Juárez y Marcos
Pérez. Trabaja como bibliotecario en el Instituto de Artes y Ciencias de esa
ciudad.
La derrota de
México ante los yanquis en 1847 lo sorprende demasiado joven, pero el siguiente
episodio bélico –la Revolución de Ayutla- lo encuentra ya maduro. En 1855 vota
públicamente contra Santa Anna, deja sus estudios de leyes, e inicia una
centellante carrera que lo lleva a la jefatura política de Ixtlán.
Al estallar la
Guerra de Reforma, el capitán Porfirio Díaz tiene su bautizo de fuego al mando
de una compañía ya formal de granaderos, sufre su primera herida e interviene
en el primer sitio de Oaxaca. Juárez le encomienda el gobierno y la comandancia
militar del istmo de Tehuantepec, donde lidia solamente con las tensiones
propias de la contienda entre su bando liberal y el conservador. Aquella
estadía política y militar en Tehuantepec le aportó no sólo un arduo
aprendizaje, sino algo más profundo: el contacto vital con su raíz indígena.
Al triunfo del
bando liberal, se convierte en diputado por el distrito de Ixtlán. Después de
los asesinatos de Tacubaya, y los de Leandro Valle y Melchor Ocampo, define su
destino en unas palabras que pronuncia en el Congreso: “Yo soy soldado. Pido
permiso para ir a pelear”. El general González Ortega reconoce su valor y le
concede el grado de general de brigada.
En la Batalla
de 5 de Mayo Díaz refrenda esos rasgos: toma la iniciativa. Desobedece a
Zaragoza y es factor importante en la victoria. En su parte de guerra Zaragoza
menciona el “empeño y bizarría” del “ciudadano general Díaz”. En la toma de
Puebla, en 1863, cae prisionero pero escapa disfrazad de indio. Juárez lo
designa comandante del Ejército de Oriente, por lo cual marcha a Oaxaca con un
ejército desmoralizado; ha pesar de sus esfuerzos por mantener la guerrilla por
cuatro años, se rinde ante el general Bazaine; pero logra volver a escaparse de
la cárcel. A partir de entonces, y reunificado su ejército, empieza una cadena
de victorias, siendo la más importante la toma de Puebla el 2 de abril de 1867.
El 15 de julio
entra triunfante Juárez a la Ciudad de México. Díaz entrega al licenciado
Juárez un buen superávit en efectivo, los 35 mil hombres de su ejército y su
estratégica renuncia. Se retira a la hacienda de La Noria, donde vigila la
situación política del país.
En 1871 pierde
las elecciones ante el “Benemérito de las Américas”, por lo que alega fraude y se
lanza a la Rebelión de La Noria. Muerto Juárez (1872), Sebastián Lerdo de
Tejada es el presidente legal, y Díaz no tiene más remedio que acogerse a la
amnistía. En 1874 regresa al Congreso como diputado. A su tiempo, Díaz volvió a
presentar su infructuosa candidatura y a su tiempo volvió a rebelarse. El 10 de
enero de 1876, secundado por ideólogos y militares, lanzó el Plan de Tuxtepec e
inició la revuelta desde el norte. En un principio sufrió varios reverses sobre
todo a manos de Mariano Escobedo; sin embargo en la batalla de Tecoac, triunfa
la rebelión finalmente. Lerdo viaja a Acapulco para marchar al exilio
neoyorkino; José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia,
exige la presidencia para sí, pero Díaz opina que la legalidad es cuestión de “pastelería”
y el poder cuestión de armas.
Para lograr el
dominio del país durante 12 años, de 1876-1888, Díaz hizó su política basándose
en 12 “riendas”
·Represión o pacificación
·Divide y vencerás con los amigos
·Control y flexibilidad con los gabinetes y los
gobernantes
·Sufragio inefectivo, si reelección
·Domesticación del Poder Legislativo
·Domesticación del Poder Judicial
·“Pan y palo” con el ejército
·Política de conciliación con la Iglesia
·Gallardía en la política exterior
·Acoso a la prensa
·Doma de intelectuales
·Culto a la personalidad
Esto rindió
pronto frutos: logró las reformas constitucionales, permitiéndole que después
del gobierno de Manuel “el Manco” González, tuviera reelecciones indefinidas;
el decidía el rumbo del país ya que las propuestas eran aprobadas de inmediato
por el Legislativo; y tuvo las facultades plenas en todos los aspectos, como un
verdadero monarca absoluto. Otro factor que impidió el ejercicio de la
democracia fue haber creado las rivalidades dentro de la alta jerarquía de la
sociedad Porfirista, impidiendo la candidatura del General Bernardo Reyes y de
su ministro de Hacienda, José Yves Limantour.
A partir de su
llegada en febrero de 1893, el “científico” Limantour obra milagros: reduce
sueldos, sacrifica prebendas, logra abolir de un plumazo las alcabalas, reorganiza
el sistema bancario y monetario, reconvierte todas las deudas, duplica el valor
de los bonos mexicanos en Europa y, por primera vez en la historia del México
independiente, nivela en 1894 los presupuestos. El año siguiente obtiene un
superávit.
En 1876 el
país contaba con 6338km de vías férreas. En 1910 la cifra había subido ya a
19280 km. Los telégrafos pasaban de 9000 km en 1877 a 70000 km en1900. Para
1910 la res postal abarcaba 90000km.
En el período
1877-1910 la población aumentaba a un ritmo menor del 2% anual, de 1892-1907 la
agricultura lo hacía al 4%. Dentro de ella los productos agrícolas de
exportación –henequén, hule, garbanzo, café, ixtle, maderas preciosas- llegaban
al 5.2%; los productos agrícolas para producción industrial –algodón, tabaco,
cacao, azúcar- alcanzaban el 5.8%, en tanto que alimentos y bebidas para el
consumo interno se rezagaban en un 3.6%.
Gracias a la
supresión de las alcabalas, la red de comunicaciones, los aranceles y una
política de exención de impuestos, entre 1892-1910 la industria porfiriana
crecía al 6.4%. La primera década del siglo presencia un ascenso todavía mayor:
en 1903 nace la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey; en las 140 fábricas
textiles que tiene el país en 1910 hay 70 mil telares activos, siete veces más
que en 1845; la fábrica Río Blanco de Orizaba es la primera en México que usa
energía hidroeléctrica. Hacia 1910, México contaba 5500 fábricas de toda
índole: papel, jabón, cemento, calzado, vidrio, cigarros, cervezas, sombreros.
Con el siglo XX se iniciaban también las primeras explotaciones petroleras, que
pasarían de ocho mil barriles de petróleo en 1900-1901 a 8.1 millones de
barriles en 1910-1911. Mientras el mundo aumentaba sus exportaciones, como sus
importaciones, aun ritmo anual de 3.6%, México lo hacía al 6.1 y 4.7%
respectivamente. En 1877 los metales preciosos representaban casi el 80% de la
exportación. La inversión extranjera representaba en 1910 las dos terceras
partes de la inversión total, calculada en dos millones de dólares.
También la
deuda externa aumentaba. A partir de 1886, cuando el ministro de Hacienda
Manuel Dublán realiza la primera conversión favorable de la deuda, el régimen
de Díaz rehabilita, hasta hacerlo envidiable, el crédito de México. La deuda
creció de 52 millones de pesos en 1884 a 441 en 1910, pero lo hizo de modo
concertado, con mejores plazos y tasas, y menores garantías.
En 1900 sale
la primera oposición al régimen de Díaz, cuando Ricardo y Jesús Flores Magón
publican Regeneración, por lo cual sufren encarcelamientos y exilios. En 1906
se realiza en Sonora una huelga en contra de la minera Cananea Consolidated
Copper Co., la cual es reprimida por los Rangers de Estados Unidos, dejando
gran cantidad de víctimas
mortales, al igual que la siguiente huelga en contra de la dictadura: la de Río
Blanco en 1907.
En
1908 se da la entrevista Díaz-Creelman donde declara que México está listo para
la democracia. En 1910 se realizan elecciones, donde participa activamente el coahuilense
Francisco I. Madero, el cual es encarcelado en San Luis Potosí antes de las
elecciones, donde gana el viejo dictador. Tiempo después del proceso electoral,
Madero sale a Estados Unidos donde publica el Plan de San Luis.
Mientras
tanto, México celebra las fiestas del Centenario: inauguración del Ángel de la
Independencia y del Hemiciclo de Juárez, apertura de la cárcel de Lecumberri y
del Hospital de la Castañeda, entre otros actos conmemorativos.
El
20 de noviembre inicia la nueva guerra civil. Aunque la revolución maderista
prendió lentamente en Morelos y el Noroeste, hay en don Porfirio un dejo de
fatalidad. El ejército Federal pudo ser más débil de lo que se creía, pero esto
no explica la prisa de Díaz por llegar a un arreglo con los rebeldes. No es tan
fuerte como aparentaba: se duerme en las reuniones, se ha vuelto achacoso y, lo
peor, desmemoriado. Por eso no quiere o no puede pelear. Ahora sí pacta, ahora
sí descorre el enigma y baja las cartas; ahora sí habría libertad de sufragio,
independencia de poderes y no reelección. El 25 de mayo de 1911 redacta su
renuncia.
El
31, en Veracruz, sale al exilio en el barco Ipiranga; nunca volverá a pisar
suelo mexicano. El 2 de julio de 1915 fallece en París. Sus restos se
encuentran en el cementerio de Montparnasse, de la capital francesa.
A continuacion, los siguientes videos te pueden orientar para conocer mas a fondo a este personaje historico:
Proyecto de la materia de TIC's sobre una de las obras mas conocidas de Enrique Krauze: Biografía del Poder. El proyecto no tiene fines de lucro, únicamente de divulgación de datos sobre ciertos personajes de la Revolución Mexicana, y de evaluación de la asignatura antes mencionada.
Este blog esta hecho para todos aquellos que no tienen los recursos necesarios para adquirir el libro o necesiten de información de los protagonistas de la Revolución para alguna tarea escolar, o simplemente para que conozcan mas a los heroes que ha glorificado la historia oficial, pero desde un punto de vista mas apegado a la realidad y no a la política.